Ansiedad Infantil vs. Miedos Normales: ¿Cómo saber la diferencia?

Como padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero, ¿qué pasa cuando notamos que algo no está bien? La ansiedad infantil es una problemática que muchas veces pasa desapercibida, ya que puede confundirse con timidez, berrinches o simple cansancio. Sin embargo, reconocer los signos de la ansiedad y aprender cómo ayudar a nuestros hijos es clave para su bienestar emocional y desarrollo.

¿Qué es la ansiedad infantil y cómo se presenta?

La ansiedad en los niños es una respuesta de miedo o preocupación desproporcionada ante ciertas situaciones. Si bien es normal que todos los niños experimenten algo de ansiedad (por ejemplo, el primer día de clases o antes de un examen), la diferencia está en la intensidad y duración.

Algunos signos comunes incluyen:

Físicos: Dolores de cabeza, problemas estomacales, sudoración, temblores o dificultades para dormir.
Conductuales: Evitación de actividades, berrinches frecuentes, irritabilidad o apego excesivo a los padres.
Emocionales: Miedo constante, pensamientos negativos o preocupaciones recurrentes que parecen «fuera de lugar».

La ansiedad puede tener múltiples causas, entre ellas:

Factores genéticos: Un historial familiar de ansiedad puede aumentar el riesgo.
Eventos estresantes: Mudanzas, cambios en la dinámica familiar o problemas escolares.
Presión social o académica: Sentirse «diferente» o no cumplir expectativas puede ser abrumador para algunos niños.
Exceso de estímulos digitales: El acceso constante a redes sociales y noticias puede generar sobrecarga emocional.

Cómo ayudar a tu hijo a manejar la ansiedad:

Escucha activa: Pregúntales cómo se sienten y valida sus emociones sin juzgar. A veces, solo necesitan sentirse escuchados y comprendidos.
Rutinas consistentes: Un ambiente predecible y organizado les da seguridad. Esto incluye horarios regulares para dormir, comer y estudiar.
Enseña técnicas de relajación: Respirar profundo, practicar mindfulness o hacer actividades como dibujar puede ayudarles a calmarse en momentos de estrés.
Fomenta el juego y el ejercicio: Ambas actividades ayudan a liberar tensión y mejorar el estado de ánimo.
Busca apoyo profesional: Si la ansiedad interfiere con su vida diaria, considera acudir a un psicólogo infantil que pueda ofrecer herramientas personalizadas.

Un mensaje de esperanza

Es importante recordar que la ansiedad no define a tu hijo. Con apoyo, paciencia y las herramientas adecuadas, los niños pueden aprender a manejarla y desarrollar resiliencia para el futuro. Como padres, nuestra mejor herramienta es el amor incondicional y el esfuerzo por comprender lo que están pasando.


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